El Valle de Viñales, Patrimonio de la Humanidad constituye un geosistema medioambiental de marcada diferencia espacial en el territorio cubano conformado a través de una evolución histórica excepcional entre los elementos abióticos, bióticos y socioeconómicos que han ido desarrollándose en la medida que el hombre del lugar ha ido adaptándose a sus hitos evolutivos.
La imagen paisajista de Viñales es paradigmática entre los paisajes cubanos en primer lugar por sus caprichosas formas de paisaje cársico pertenecientes a la misma familia de los paisajes de la región del Karst pero en la cual se insertan sistemas agroproductivos igualmente paradigmáticos de la nacionalidad cubana desde hace siglos, como el tabaco, que no poseen, aquellos otros sitios reputadamente famosos.
Lo que hace universalmente valioso este sitio es la inserción de la obra humana en un medio donde los distintos elementos culturales que se entremezclan en un marco físico excepcional se desdoblan en un paisaje cultural con características espectaculares y representativas, donde el mestizaje cultural, unido a formas de cultivo secularmente tradicionales del mejor tabaco del mundo, ha devenido en un paisaje multiforme y cambiante, donde no ha sido nunca alterado el equilibrio y la armonía entre el hombre y la naturaleza.
El paisaje de Viñales esta igualmente vinculado de modo muy directo al desarrollo de las ciencias naturales en Cuba y, desde el siglo pasado hasta la actualidad, ha estado jalonando descubrimientos de significación nacional, regional y planetaria.
En el mosaico de bondades con que la naturaleza dotó al Valle también se encuentran aguas terapéuticas que sus pobladores ofrecieron junto con todo lo demás a los visitantes y con ello se aumentó desde temprano en el 1928, el número de intereses diferentes por visitarlo de lo que dejaron constancia de ello nobles aristócratas, poetas, plásticos y novelistas de trascendencia internacional.
Lo antes expuesto ha determinado que este sitio cuente con una declaratoria de Monumento Nacional desde 1978, esté considerado como Área Protegida desde 1998, Paisaje Cultural de la Humanidad en 1999, bajo el criterio de selección IV de la Guía Operacional de Convención Mundial del Patrimonio que plantea: “El Valle de Viñales es un sobresaliente paisaje cársico en el cual los métodos tradicionales de agricultura (principalmente la cosecha de tabaco) han sobrevivido sin cambios durante varios siglos. La región también conserva una rica tradición vernácula en su arquitectura, artesanías y música.” (UNESCO, 1999). Declarado además Parque Nacional en 2000 y se elaboró una propuesta para Reserva de la Biosfera.
La preservación de este sitio depende del diseño de programas en función de una zonificación del territorio de acuerdo a los diferentes ecosistemas existentes, definiendo los objetivos principales de manejo que permita su conservación considerando la capacidad material y ecológica en los límites que no altere el equilibrio del lugar.
Dentro de su Plan de Manejo se inserta un Programa de Visitas Especializadas que permite mostrar al visitante los valores del bien.