Razones de una declaratoria

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Razones de una declaratoria

Nidia Cabrera Huerta (Ingeniera Civil, Máster en Ciencias, Administradora del Patrimonio Mundial Valle de Viñales)

Cuando, en 1979, la Comisión Nacional de Monumentos otorga al valle y poblado de Viñales la categoría de Monumento Nacional, mediante la Resolución 4 del 27 de marzo de 1979, se reconoce, como un atributo importante dentro de la declaratoria, la arquitectura vernácula.

Veinte años después, el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO decide su inclusión en la lista de los sitios de valor excepcional universal como Paisaje Cultural; pocos sitios de este tipo en el mundo, y ninguno en América Latina y el Caribe, se habían inscritos en tan prestigiosa lista.Una categoría patrimonial, poco reconocida en aquel entonces, recogida en el articulo 1 de la Convención rezaba: …que representa la obra combinada del hombre y la naturaleza. Son ilustrativos de la evolución de la sociedad humana y su asentamiento en el tiempo …

El poblado de Viñales se localiza dentro del valle que le da nombre. Se comienza a fomentar, durante el año 1865, la formación de su núcleo urbano. La infraestructura arquitectónica y urbana, aunque marcada por la impronta de un fuerte ruralismo y la traspolación de códigos y soluciones del campo hacia la ciudad, sin una consciente voluntad de forma o ejercicio de diseño, definía su perfil.

El pueblo fue desarrollándose de forma lineal a lo largo de un eje fuertemente implantado por las comunicaciones desde el Puerto Esperanza y el resto de los asentamientos ya establecidos en la zona.

Caracterizándose por la rápida proliferación de comercios los que, en muchos casos, se ubicaban en las casas de sus dueños. La extensión de este proceso se realiza de forma paralela, pero en mucha menor cuantía, hacia la calle Rafael Trejo. Donde predomina fundamentalmente la función habitacional.

Se fue conformando, en la unión de las calles Salvador Cisneros y Ceferino Fernández, la plaza, alrededor de la cual se ubicaron las edificaciones mas importantes: el Ayuntamiento, La Iglesia, La sociedad de Recreo y el Hotel, consolidándose ese proceso hacia 1879.

El desarrollo lineal fue definiendo una retícula ortogonal. Produciéndose un proceso de población de la manzana, ya sea en forma de tira o aislada, fundamentalmente en las vías principal y secundaria. El resto de la manzana se mantiene libre. En los patios predomina, entre otras plantaciones, el cultivo del café y árboles frutales. Esta concepción, que se ha mantenido hasta nuestros días, unido al resto de la vegetación existente en el lugar, además de reafirmar el respeto y admiración de sus pobladores por la naturaleza, es una de las características que ha permitido la perfecta adecuación del poblado al marco físico natural. Todo ello ha enriquecido sus valores perceptivos, cuando es visualizado desde los miradores de la zona, a lo cual ha contribuido también el predominio de edificaciones uniplanta, pues, aunque se construyeron inmuebles de dos niveles como El Hotel Central y el Almacén, estos no rompieron la organicidad lograda.

Las calles secundarias son diferentes, mucho menos definidas por la arquitectura y la animación. Las mas recientes carecen de un limite preciso, a veces son solo espacios lineales entre construcciones espontáneas acompañadas por un simple terraplén. Muestra de ello es el tratamiento de las esquinas, en que el edificio no aprovecha está oportunidad y solo tiene una fachada hacia la calle principal.

Las edificaciones, en sus inicios, fueron construidas con materiales percederos, como embarrrado, guano, yagua, evolucionando hacia la utilización de la madera en paredes, y cubierta de tejas criollas con tipología de par e hilero y sistema columnar-arquitabrado en soportales.

Con la aparición de los tejares, hacia finales del siglo XIX, se comienza a emplear la mampostería, manteniendo el techo de madera y tejas. Esta tipología constructiva se conserva aún en la zona patrimonial. En los edificios públicos aparece la tipología de cubierta de viga y losa con terminación de barro, y los pretiles de coronación con balaustradas rematadas con piñas o copas.

La arquitectura en general posee un marcado carácter popular, tomando su filiación en la interpretación nacional de los códigos de un neoclásico tardío, reinterpretado acorde a las formas, medios y modos de construir de la localidad.

Su notable sencillez logra entretejer una trama orgánica que, sin perder sus matices, alcanza una armoniosa inserción en el paisaje, emergiendo lo urbano y, en su punto focal, la plaza donde se ubican las construcciones de mayor importancia y altura, que enfatizan la existencia del asentamiento en el que se conservan valiosos exponentes de la etapa colonial.

Se destacan dos exponentes paradigmáticos, no solo por su privilegiada ubicación sino también por su expresión formal: la Colonia Española y la Iglesia Parroquial …

Se publicará en el próximo número de la Revista Cauce.

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