En Vueltabajo se destacó durante la guerra de independencia de 1895 una legendaria mujer, desconocida hasta ese momento en el escenario regional, pero miembro de una familia de reconocido patriotismo desde la década del sesenta del siglo XIX. Adela Azcuy Labrador capitana del Ejercito Libertador, de cualidades excepcionales.
En un territorio como Pinar del Rio con infinidad de limitaciones para las mujeres durante el periodo colonial el hecho de contar con ejemplos de un grupo notable de mujeres forjadoras de una cultura de resistencia al poder colonial, contribuiría a impulsar a los vueltabajeros a tomar partido a favor de la independencia de Cuba.
Una vez iniciada la contienda impulsaron a sus esposos e hijos a tomar el camino de la manigua, derrotero seguido por ellas mismas de manera resuelta.
En el poblado de Viñales se destacaría por encima de otras esa joven de fuerte temperamento y profundo patriotismo, Adela Azcuy Labrador, ejemplo para sus coterráneas.
La extensa lista de mujeres de esta parte de la isla participantes en la guerra de independencia de 1895es realmente impresionante. Ellas desafiaron al feroz enemigo, las penalidades, el hambre, las enfermedades, el frio y la lluvia. Por ello alcanzar meritos y grados relevantes fue realmente una postura de personas extraordinarias. Entre ellas se encontraba Adela Azcuy Labrador, con conocimientos de farmacia y medicina en general, por ello, comenzaría a prestar estos servicios en la zona de Gramales, al incorporarse a las fuerzas del entonces Capitán Miguel Lores.
Al incorporarse a la lucha Adela, demostraría una voluntad increíble para atender generosamente a heridos y enfermos, convirtiéndose al poco tiempo en un soldado más en la línea de fuego y en los lugares de mayor peligro.
Todos los valles intramontanos y las comunidades enclavadas en ellos, fueron fortificadas y defendidas por los españoles a toda costa, con la finalidad de mantener la producción tabacalera, otros renglones de la agricultura y en particular la protección del ganado.
Pero el poblado y Valle de Viñales serían fortificados y defendidos con numerosas tropas, voluntarios y guerrilleros y convertido en centro de operaciones. Por sus calles entraban y salían constantemente columnas para operar en diferentes lugares de la región.
La represión y persecución a las familias independentistas caracterizaría aquel difícil periodo histórico. Adela al tomar la senda del independentismo estaba consciente también que sus familias serían perseguidas y que sus propiedades las destruirían o confiscarían.
Tomaría parte en 49 combates, entre ellos en Loma del Toro, Cacarajícara, Montezuelo Tumbas de Estorino y Ceja del Negro, todos bajo la dirección de Antonio Maceo durante el año 1896.
En Ceja del Negro se destacó notablemente como un combatiente experimentado. Esta acción sería la mayor y más sangrienta de la guerra, donde Maceo se enfrenta con sus hombres a varias columnas combinadas que trataban de cortarle el paso y cercarlo para destruirla.
El triste cuadro de la guerra de independencia no amilanó la condición patriótica de Adela Azcuy. En aquellos difíciles momentos se creció como un valioso soldado, realizando múltiples tareas como capitana de sanidad y empuñando el fusil cuando era necesario. Los hombres se sentían orgullosos de su presencia en los campamentos y Hospitales de Sangre.
Para una mujer sería muy difícil la vida en la manigua, al estar sometida a un régimen que apenas los hombres podían soportar. Las marchas agotadoras y constantes, bajo condiciones impuestas por el rigor del clima, caminando largas jornadas sin alimentación cruzando ríos crecidos, soportando constantes aguaceros y durmiendo a la intemperie.
La salud se quebrantaba lo que era agudizado por la falta de alimentos y medicinas provocándoles la muerte a numerosos soldados, a pesar de los conocimientos del uso de plantas medicinales y de aquellas que podían emplearse para el consumo, con la finalidad de mitigar el hambre.
Esta Capitana Libertadora empleo todas sus energías, porque no era un simple soldado, se le habían confiado los grados de capitana y muchas personas estaban subordinadas a ella. La ayudo su juventud, porque en la manigua cumplió el 18 de marzo de 1896 los treinta y cinco años, Quizás sus padres no llegaron a imaginarse aquel día de 1861 la personalidad salida del fecundo vientre de la madre.
Al referirse a su personalidad se plantea que siempre estaba vestida de amazona, armada con machete y revolver, portando un sombrero mambí con la escárpela tricolor, acompañada siempre de su maletín de curaciones.
Para los habitantes del pueblo de Viñales Adela Azcuy es la personalidad insigne del municipio, símbolo del legado de muchas generaciones de hombres y mujeres.
La sede del museo municipal de Viñales fue durante muchos años la casa donde vivió Adela Azcuy. Este inmueble está lleno de recuerdos de la distinguida patriota, amante de la naturaleza del entorno y de las personas nacidas en su terruño.
Recorrer las diferentes salas del museo significa transitar junto a ella en los primeros años del siglo XX. Las paredes y locales del inmueble guardan los recuerdos de esta recia capitana que constituyó una de las mujeres cubanas más carismáticas del período colonial. Entre sus múltiples aficiones existía especial predilección por los helechos y el cultivo de las rosas.
Las calles, sus casas con techo de teja, unido al extraordinario paisaje del valle, determinan su permanencia en esta localidad, defendiendo a su gente que tanto respetaba.
Durante la república se opuso a la ingerencia norteamericana y lucharía junto a muchos para evitar convertir a Cuba en un protectorado de Estados Unidos. Ocupo diferentes cargos públicos, incluso en Junta Municipal de Educación de Viñales, donde realizaría numerosos esfuerzos para mejorar los niveles de enseñanza. Dos años después, en 1913 se retira de esta responsabilidad por problemas de salud. Muere el 15 de marzo de 1914.