En Pinar del Río no existía experiencia para acometer una obra simbólica de esta naturaleza, que ajustándose a las normas, fuera realmente representativa de los vueltabajeros.
En el convulso año de 1916 se expresó un marcado interés por parte de la diplomacia cubana en Los Estados Unidos para dotar la sede de la representación de Cuba en aquel país del símbolo que identificara oficialmente cada región, por ello, se solicitó a los 6 gobernadores provinciales que con urgencia enviaran los escudos.
El Consejo Provincial de Pinar del Rio el 18 de septiembre de 1917 dispuso un acuerdo para instituir una comisión encargada de presentar un proyecto de escudo y a finales de octubre el pintor Gregorio Díaz realiza el primer dibujo, que rápidamente fue enjuiciado por conocedores en la materia, fundamentalmente porque figuraban 4 banderas cubanas, dos a cada lado, que sobresalían por detrás del mismo.
Erradicar las deficiencias que le habían sido señaladas al escudo de Pinar del Río se convirtió en un necesidad imperiosa para los gobernantes provinciales, porque había que hacerlo en el marco de los cánones de la heráldica. Durante todo este periodo se conoció la obra de Gregorio Diaz, que a pesar de situarse en algunas publicaciones o usarse en espacios públicos, no había sido aprobado.
El 18 de julio de 1927 en la sesión del Consejo Provincial se trató lo referente a las modificaciones del escudo, dada la petición oficial hecha por el gobernador de Pinar del Río al mencionado consejo. El mensaje en cuestión iba acompañado del boceto con la propuesta del pintor Esteban Valderrama, asesorado por Emeterio Santovenia. En esta sesión se acordó por unanimidad el nuevo escudo.
No faltaron críticas, se expusieron argumentos contradictorios, como el de Luis Lamarque, que enjuiciaba la forma inglesa, figuras pintadas a media tinta, el uso del color púrpura, que no era común en los escudos y la colocación de ramas de tabaco, en vez de laurel, olivo o encina. Desde el 24 de septiembre de 1927 quedaría instituido por el Consejo Provincial de Gobierno la vigencia del escudo de Pinar del Río.
La querella llegaría oficialmente a la Academia de la Historia, que en su sesión ordinaria del 16 de junio de 1928, después de escuchar los argumentos de Emeterio Santovenia aprobó el escudo de Pinar del Río.
A pesar del caso atípico de ubicar matas de tabaco, contrario a la tradición europea de emplear otras ramas como el olivo o laurel, el escudo pinareño ostenta la famosa mata que tanto identifica desde el punto de vista económico, social y cultural a Vueltabajo