El 24 de febrero de 1895 representó para los cubanos el momento del reinicio de la lucha por la independencia nacional, organizada meticulosamente por José Martí. En Vueltabajo aquel hecho tuvo una notable trascendencia.
Delicadas e intensas jornadas durante años desarrollaron los pinareños en absoluta clandestinidad para preparar las condiciones de un sólido alzamiento independentista en la región. Sin embargo, la permanente vigilancia de los enemigos frustró sistemáticamente cualquier manifestación contraria al sistema de dominación colonial.
Martí y los demás líderes independentistas habían considerado que era imprescindible convertir a Pinar del Rio en uno de los principales escenarios de lucha en la nueva contienda libertadora, ese criterio se sustentaba en el conocimiento del escenario geográfico, la voluntad de mucha gente para seguir su proyecto y la posición estratégica, tanto militar como económica al oeste de la capital.
No podía estar Vueltabajo al margen de aquella realidad política que se vivía en la isla y en la emigración. Varios compañeros de Martí fueron enviados aquí para contactar con los conspiradores, Enrique Collazo y Gerardo Castellanos, junto a otros agentes, algunos Vueltabajeros, se encargaron de establecer la comunicación correspondiente con la emigración.
A pesar de la propaganda que trataba de confundir sobre la situación en la región, definiendo a sus habitantes como fieles defensores de la corona, se conocía en Cuba y en el exterior sobre los alzamientos, mucho antes del 24 de febrero de 1895, de Carlos Socarras, en rebeldía desde principios de los años Ochenta en la zona de Cacarajícara y Pedro Delgado anterior a 1894.
Máximo Gómez y José Martí fueron estrictos al exigir que el occidente no podía sublevarse hasta que no se consolidara la guerra en la región centro-oriental.
Mientras esto sucedía el régimen colonialista extrema el control en las ricas provincias occidentales, especialmente Vueltabajo, que era la garantía de mantener el comercio tabacalero y miles de obreros del sector fabril en La Habana y España.
El anuncio oficial de los acontecimientos del 24 de febrero de 1895, no sorprende a los Vueltabajeros, aquí se conocía que de un momento a otro se produciría el hecho.
Fueron varias las evidencias de que, a pesar de lo dispuesto por Martí y Gómez, se preparó el alzamiento, armas provenientes de la Habana fueron enviadas a la Ciudad de Pinar del Rio por gestiones de Nemesio Azcuy Piloto por ferrocarril, trasladadas a Ovas y enterradas en las proximidades del Arroyo Covarrubias.
Al ser detectado el hecho por los servicios de inteligencias de España, fueron desenterradas y ocupadas el 28 de febrero de 1895, cuatros días después del pronunciamiento en la región oriental. El hecho determinó la persecución de los implicados y la disposición del juez Simón Hernández de circular la detención de Nemesio Azcuy.
Era muy difícil contener el espíritu independentista de los Vueltabajeros, por ello, muchos fueron perseguidos y apresados antes del 24 de febrero, e incluso, entre personas partidarias de la corona española existían muestras de simpatías sobre los patriotas.
Se destacaban los grupos del extremo oriental y, sobre todo, los radicados en la ciudad de Pinar del Río, San Juan, San Luis y Guane. Cada uno de ellos tenía destacadas figuras. En San Juan los hermanos Guerra y en Paso Real de Guane a Isabel Rubio. Ella capitalizaba una parte importante de los opositores en la provincia.
La generación de pinareños nacidos en el contexto de la guerra de los 10 años constituyó la fuerza principal del movimiento conspirativo. Aquellos jóvenes fueron madurando en el intenso periodo, previo al inicio de la contienda del 24 de febrero. Una parte importante no se escondía para demostrar su rechazo al colonialismo.
Muchos Vueltabajeros se ven obligados por las circunstancias a permanecer en la normalidad, sin embargo, otros son detenidos y encarcelados. Se iniciaba entonces un periodo muy complejo de la historia Vueltabajera, donde la capacidad e inteligencia de los coterráneos se impuso por encima de la represión de las autoridades.
Serian meses de espera impaciente para los Pinareños, pero el resultado final daría los mejores frutos, cuando se produce el arribo de Maceo al occidente, al frente de la invasión, que provocó una situación nueva con la incorporación masiva de jóvenes pinareños al Ejército Libertador.
Por: M.Sc. Enrique Giniebra Giniebra