Reunidos los revolucionarios en Cuba, acordaron la fecha del día 24, lo que fue comunicado a Martí por Juan Gualberto en un sencillo mensaje, cuyo texto era Giros aceptados. Una vez más, la revolución anticolonial se haría presente en la manigua cubana, esta vez el día de carnaval del 24 de febrero de 1895.
Muy diferente a como había sido organizado transcurrió el día del levantamiento, con variaciones sustanciales en cada región comprometida. En ausencia de las expediciones previstas, era fundamental la simultaneidad de los alzamientos en Cuba, lo que no fue logrado. El hombre, con su actuación determinante en el decurso histórico, imprimió características muy singulares al 24 de febrero en cada zona que marcarían el desarrollo perspectivo de la revolución.
El 24 de febrero de 1895 se inició una nueva gesta emancipadora del pueblo cubano. El alzamiento en Matanzas fue sofocado rápidamente por el ejército español. Pinar del Río, tenía orden de no levantarse en armas hasta que la insurrección se hubiera consolidado en las zonas centro oriental del país.
Los jefes camagüeyanos y villareños decidieron esperar la llegada de los principales dirigentes en Cuba. En la provincia de Oriente, el movimiento revolucionario se extendió y cobró fuerza.
Con el inicio del levantamiento el 24 de febrero de 1895 los principales dirigentes de la guerra fueron exponentes de las aspiraciones de los sectores populares de donde procedían; el pensamiento revolucionario cubano había entrado en una fase superior, más radical, que se expresaba en las aspiraciones de crear una república democrática para todos, y en un profundo sentimiento latinoamericanista y antimperialista; estas condiciones definen su carácter como democrático, revolucionario y de liberación nacional.
Por: Lic. Yarian Corvea Collazo